Opinión

Cuando la mentira es la verdad

Victoria Nasisi
Victoria Nasisi

Por Victoria Nasisi, escritora rojense

Si viviera en la provincia de Buenos Aires, jamás votaría a Cristina ni a ninguno de los que conforma su mesa chica. Ni siquiera los votaría si se diera el caso de una lista de unidad.

Porque lo que ellos llaman unidad es "yo la armo, yo digo quién va en esa lista y yo dejo afuera a quien se me canta las pelotas".

Porque sus declaraciones en aquella entrevista edulcorada sobre ir todos juntos y no agredir a los compañeros se fueron por la canaleta de un Ferraresi que habla de "jefa y empleados", de un Máximo que balbucea "lo épico no es ir a una PASO con Cristina" o de un Sabatella que acusa "lleva más de 500 días afónico".

Porque lanzó un Frente Ciudadano, allá, en Comodoro Py, cuando aún la acompañábamos todos y después no hizo nada: no intentó recuperar el voto obrero, no se sentó con los cuadros que se fueron con Massa para atraerlos, no recorrió las provincias para charlar con los gobernadores, no intentó un diálogo con la CGT. Sólo se juntó con sus intendentes aplaudidores, opinó mucho a través de Telegram, convocó a un acto en Ferro que luego suspendió y dio un par de entrevistas a los mismos periodistas de siempre.

Porque su hijo se peleó no sé con quién por la oficina, el Cuervo intentó sacar la ley del día de la mentira, La Cámpora defenestró la marcha por la emergencia social en un comunicado infame, lanzaron una campaña masiva de afiliación al PJ (aún no sé para qué, si los detestan), desfilaron por todos los canales de televisión lanzando la palabra "traidor" a diestra y siniestra y juntaron firmas -cual change.org- para hacerles juicio político a los de la Corte Suprema.

Porque sus periodistas son tan sucios y mentirosos como lo de Clarín. Navarro mostrando el llanto de una nena hambrienta fue un verdadero miserable, Víctor Hugo atacando a Abal Medina por votar a los jueces del 2x1 y olvidando que a una de ellas la puso Néstor juega a hacerse el viejito desmemoriado y Brancatelli defendiendo el nombramiento de los hijos de D'elía en la ANSES (que no tenían título secundario y se llevaban entre 30 y 60 lucas) alegando que eso es "incluir a los pibes" da vergüenza ajena.

Porque sus seguidores no son militantes serios ni responsables. Son fans, igualitos, igualitos a las viejas que le revoleaban corpiños a Sandro o a las adolescentes que lloraban cuando Luis Miguel cantaba Entrégate. Que se la pasan subiendo noticias falsas, atacan al que no piensa como ellos, que insultan y agreden como forma de hacer política, que imaginan campañas en su contra (ser bloqueados o agregados a páginas por los trolls), que adoran las confabulaciones del tipo House of Cards y creen cualquier cosa sin cuestionarse absolutamente nada, que denostar a los sindicatos pero no participan de asambleas y putean a la CTEP pero se conduelen del trabajo informal y de los pobres por las fotos que ven en los diarios.

Casi dos años perdidos en manos de una oposición cómplice y funcional a las políticas de Macri. Total, tienen sus bancas, sus dietas hipercalóricas que ellos mismos se aprueban y sus casas calentitas.

Mientras tanto, se muere gente de frío y de hambre.

Háganse un favor, piensen. Es todo un duelo. Pero, a la larga, hace bien.

¿Tsunami de cafecitos?

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