¿En qué ciudad viven?

Insólito: Los concejales desconocían los problemas de los vecinos del Molino Cabodi

Penurias cotidianas.
Penurias cotidianas.

Estamos ingresando en la primavera y los concejales de nuestra ciudad parece que viven en un iglú, ya que de otra manera no se entiende, que los propios vecinos les tengan que remarcar los problemas que sufren a diario, como, en este caso quienes habitan en los alrededores del Molina Cabodi.

En la última sesión, ingresó una nota al Concejo, donde un numeroso grupo de vecinos manifiesta textualmente su preocupación por la problemática que se plantea en la zona aledaña al Molino Cabodi, producto del ingreso y egreso de camiones de gran porte.

Entre los principales problemas, se pueden mencionar el continuo riesgo para todos los que circulen por la zona, no solo vehículos, sino peatones. Como así también los daños van sufriendo las propiedades por las vibraciones que provoca el paso de los camiones.

Y un tema que realmente los agobia es la desvalorización de sus viviendas que, en la realidad no las pueden vender libremente, ya que no hay otros interesados que estos propios empresarios.

Y los ediles rápidamente enviaron esta queja a la Comisión de Seguridad y de Inspección General, Obras Públicas y Urbanismo. El tiempo que demoran en leer el título de semejante comisión, alcanzaría para que el sentido común les haga ver la gravedad y urgencia del tema, que exige de su parte un compromiso con los ciudadanos que ven como sus derechos son pisoteados por empresas como esta y Almar, que se creen dueños de la ciudad y, por lo tanto todo el pueblo se debe a ellos, ya que en su razonamiento, si ellos no existieran, no existiríamos nosotros.

En el tema específico de Cabodi, nos permitimos recordarles a los concejales que la gravedad de los problemas que sufren, no solo los vecinos de la zona, sino toda la comunidad, llego a su punto máximo con la muerte de un niño, hace ya diez años, bajo las ruedas de un camión, suceso que marca la impunidad y total falta de sentimientos con se manejan estos individuos, ya que hasta la fecha no hay condenas que lleven un poco de paz a los corazones de la familia del pequeño.

Y con este triste recuerdo, cerramos esta nota, que no será la última, ya que nos seguiremos ocupando muy de cerca para observar el comportamiento de nuestros representantes. Pero revivir las sensaciones que provocó aquel lamentable episodio solo nos genera que aparezcan los peores sentimientos que el ser humano debe saber controlar como el odio, el rencor, la ira, deseos de venganza, que seguramente harán que utilicemos palabras de las que después debamos arrepentirnos.

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