En la semana que pasó, sucedió un hecho que ya ha trascendido en varios ámbitos de la comunidad y que pone de manifiesto, cómo son de miserables algunos seres humanos, que aparentan ser lo que no son y que, en esta actualidad donde la tecnología está presente a cada paso de nuestras vidas, quedan expuestos y grabados por una cámara de video, que muestra que tan malos e hipócritas ciudadanos son.
El comercio damnificado está ubicado en la Avenida 25 de mayo, frente al Centro Español, debajo de un edificio de departamentos.
En esta confitería, su propietario advirtió que le faltaban algunas botellas de whisky y hormas de queso, que junto a otras mercaderías estaban en el piso superior de su comercio, esperando ser guardadas en el depósito.
Grande fue su indignación cuando, al revisar las cámaras de monitoreo que oportunamente había colocado, identifica a dos conocidos comerciantes de nuestra ciudad, como los autores de este hurto.
Su primera reacción fue llegarse al domicilio de uno de estos individuos, quien ante la acusación, negó rotundamente haber cometido tal hecho; lo que llevó al damnificado a mostrarle la grabación donde se ve claramente como este señor se guarda en los bolsillos de su campera dos botellas de bebida y el otro ratón se lleva una horma de queso.
Con la contundencia de esta prueba, no hubo más que decir, y una vez que el comerciante de la confitería se retiró, unas horas después, este roedor devolvió, por intermedio de los servicios de una honrada trabajadora de los mandados, que no tenía idea que estaba tratando con semejante ratonazo, las botellas de whisky y la horma de queso.
Estos personajes deben agradecer al dueño de la confitería, quien teniendo todas las pruebas, optó por no presentar denuncia alguna, como tampoco difundir la grabación.
Respetando esta actitud, estimamos que los hechos sí se deben hacer públicos, para que estas personas que ya todos saben quiénes son, reciban la condena social que se merecen, por la doble moral que generalmente se manifiesta.
Sólo vamos a decir que se trata de dos comerciantes muy conocidos, que están instalados hace ya varios años con sus negocios, ofreciendo sus servicios, uno de ellos al sector rural y el otro a quienes desean mantener sus autos bien limpios y brillosos.
Son las miserias propias de la humanidad, y cada uno cargará en su conciencia con sus actos.
Pero seguramente habrá dos hipócritas menos, que no criticarán falsamente más a nadie, sabiendo que en cualquier momento pueden ser los ratones virales más famosos de nuestra ciudad y alrededores con la circulación del video por las redes sociales.
El lado chusma de todos nosotros lo pide: poné play poné play...