Panorama político bonaerense

La diferencia entre relatar y ver resultados de gestión

La sede de Gobierno bonaerense, centro de discusión de las medidas políticas que se vienen.
La sede de Gobierno bonaerense, centro de discusión de las medidas políticas que se vienen.

Por Martín López Lastra

 

Los acontecimientos periodísticos que hacen mella en la imagen del gobierno nacional, dejan un aparente descanso para algunos asuntos públicos provinciales. Esto se puede deber a que la excesiva atención sobre los escándalos del Banco Central dejan poco y nada de margen para resaltar algunos méritos que se esfuman sin cumplir el objetivo de comunicar gestión.

 

Tan sólo algunos operativos viales para destacar que se realizan controles de alcoholemia, para luego interiorizar sobre una supuesta baja en la estadística de accidentes viales, parece saber a demasiado poco cuando la sed ataca.  Al respecto, el gobernador Daniel Scioli señaló recientemente que “la temporada ha empezado muy bien estas primeras semanas como vienen bajando drásticamente los accidentes viales”. Sin embargo, la atrocidad de imágenes de accidentes ocurridos en Ruta 11 y 2 se hicieron presentes en esta primera quincena y generaron mayor repercusión que cualquier frase grandilocuente al respecto. 

 

Para colmo, esas supuestas estadísticas positivas quedan opacadas por la baja credibilidad que, hoy por hoy, cuentan entre la opinión pública. Sin posibilidades empíricas de comprobación, sin relatos de voceros independientes que las apuntalen, quedan en la definición de exclusiva  “propaganda” que suele hacer Horacio Verbitsky. Eso ocurre también con recientes estadísticas de inseguridad que se pretenden “vender” y que tienen, como dura contrapartida, algunos hechos luctuosos sucedidos esta semana en el conurbano, algunos de ellos con la fatalidad como consecuencia.  Estos hechos no tuvieron mayor repercusión por la sencilla razón que alguna bomba mediática de mayor potencia había estallado a partir de la resistencia del hoy “piquetero” Martín Redrado. Pero otra hubiera sido la cuestión ante la ausencia de conflictos nacionales.

 

Otros estudios alentadores tienen que ver con algunas declaraciones que partieron desde el oficialismo sobre una baja en los casos de robo de automotores, estimándola en un 40 por ciento. Aquí también se registraron algunos casos incluidos en esa tipificación a los pocos días del anuncio.  Sin embargo un esclarecimiento policial de magnitud como la detención del “rey del corte” se utiliza como fuerte aval a la presencia disuasiva de la policía en las calles.

 

Sin embargo, vale remarcar que las estadísticas no se “ven” y el “homo videns” que proclama Giovanni Sartori exige evidencias en forma permanente.  No es un problema exclusivo de Scioli, sino de todas las gestiones, inclusive la nacional.  Tampoco se pueden advertir hechos que permitan constituirse en indicio de tales estadísticas, como por ejemplo, señales de que ha retornado cierta sensación de seguridad a las calles bonaerenses en dichos de vecinos que sufren ese flagelo a diario.

 

Estadísticas difíciles de comprobar, hechos de gestión que no se comunican o porque, sencillamente, escasean, parecen configurar un escenario donde las declaraciones tienen alguna influencia mayor. Y la atención periodística está apuntando por estos días más a las declaraciones del gobernador que a hechos generados por gestión.

 

Lo más saliente de la semana ha sido tal vez  la obtención de un crédito por 215 millones de pesos de bancos nacionales con el destino a la obra pública.  El anuncio efectuado por el ministro de Economía, Alejandro Arlía, sirvió también de plataforma para calmar los ánimos de incertidumbre que se vienen planteando en distintos ámbitos institucionales. Por ejemplo, se aprovechó para remarcar “históricos” incrementos en recaudación. Esto refleja alguna expectativa de poder hacer un equilibrio de caja en los próximos meses. Pero la preocupación sigue en danza y alienta un esquema donde se van ocultando algunas falencias o, al menos se las postergan.

 

Fue positivo el anuncio del pago de un plus a las jubilaciones, pero también esto fue contrarrestado por otras limitaciones en el gasto como el veto de un adicional a jubilados docentes y las demoras en pagos a proveedores que, no pasan sólo por una preocupación empresarial: por ese circuito pasan por ejemplo la provisión a comedores, la ayuda social y otras cuestiones que hacen también a la gestión. Es un secreto a voces que las grandes empresas proveedoras tendrán regularizada su situación, por así decirlo, recién para marzo y con el pago en bonos. Pero se habla, día a día, que la deuda estatal está en cuarto creciente y la tensión se hace insostenible.  

 

También es del mismo tenor otra tensión con los trabajadores públicos. Existe una cuenta regresiva con respecto a los reclamos salariales que se vienen y que serán profundizados en los últimos días de enero. En algunos gremios docentes ya anuncian que el ciclo lectivo no se inicia sin modificaciones en la grilla salarial.

 

Según se pudo establecer, el gobierno quiere llegar a la ronda de paritarias con algún ofrecimiento, pero hasta el momento, y a través de voceros gubernamentales sólo se han recibido explicaciones respecto de descuentos por las medidas de fuerza del año pasado. El gobierno también intentará tensar la cuerda poniendo este último tema en la agenda de negociaciones.

 

En medio de todo, quedó sobrevolando en la oposición y en ámbitos gremiales alguna declaración del gobernador muy salida de los cánones habituales que el suele emplear.  Fue el fin de semana pasado en la Costa cuando acompañó a Néstor Kirchner y dijo que su apoyo al proyecto nacional es por convicción y no por oportunidad. “Es un pensamiento miserable señalar que yo apoyo al gobierno nacional para poder pagar los sueldos”, soltó a modo de queja el mandatario provincial en un estilo muy poco coincidente con su personalidad.

 

Si bien Scioli dio más de una prueba de fidelidad desde su asunción como mandatario, tras la derrota del 28 de junio que salpicó también su figura, no eran meras especulaciones las que hablaban del despegue que tenía como mentor a su hermano y entonces secretario de la Gobernación, José “Pepe” Scioli.

 

Tampoco fue fruto de la imaginación ciertas actitudes de funcionarios que debieron renunciar por estilos demasiado “liberales” para con el discurso hegemónico. Si Scioli siempre fue incondicional del proyecto nacional, las políticas de estos funcionarios que se apartaban del kirchnerismo hablaban a las claras o de una falta de control para ponerlos en caja o alguna especulación como prueba piloto. En ese sentido, si salía bien ese despegue se empezaba a escribir otra historia.   

 

La prueba terminó en un fracaso. Es siempre hasta reiterativo abordar esta temática que quedará, con suerte, para algún historiador muy detallista. Pero sale a la luz con declaraciones que el mismo gobernador se permite reflotar cada vez que tiene que convencer de qué lado está.

 

Las suspicacias, que pueden ser miserables, están siempre a la orden del día en todos lados, aún en la política provincial.

 

Fuente: NOVA

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