Por Pedro Domínguez, de la redacción de NOVA

Los altibajos en una familia pueden estar a toda hora, buscando la manera siempre de resolverlo para mantener un bienestar en el hogar.

Romina Vezzoni, es un claro ejemplo de cómo se debe cuidar una familia y cómo, a través de un emprendimiento, superar los desafíos del día a día que había en Rojas, ciudad que la cobijó desde que nació hasta la fecha.

Todo esto lo fue aprendiendo en el día a día, partiendo de 1980, cuando ella nace y se rodea de todo el afecto familiar de su familia, con sus padres y hermanos. Con el correr de los años, Romina Vezzoni tuvo su primer golpe, la pérdida de su madre.

Teniendo doce años, la joven es cobijada por su abuela y con sus cinco hermanos comienzan a crecer sostenidamente en el amor y el cuidado entre todos, para poder sobrellevar tal pérdida.

En ese momento, muchos tomarían decisiones de encierro, de tristeza, de quedar a la deriva de un abismo cerrando la puerta a todo aquel que busca brindar una mano, pero ella, estuvo concentrada en su camino y se proyectó a superar todos los días los nuevos desafíos que se le avecinaba.

Por ello, en la escuela pasó el primario con un excelente nivel y el secundario del mismo modo, buscando siempre aprender y seguir creciendo en la construcción de nuevas ideas.

Pero lo más importante que tenía Vezzoni en aquella época era soñar. Ella soñaba con hacer cientos de cosas, como todos los chicos, pero el destino le tenía algo preparado.

A los 16 años fue mamá y su destino cambió 360 grados para estar enfocada en otro rumbo. Sin detenerse, con una familia a la que le daba todo su amor, decidió estudiar en la Universidad, la carrera de Ciencias Económicas y, a pesar de que le estaba yendo bien, supera todas las materias y las promociona, el destino vuelve a ponerle una traba, el dinero.

Con la situación económica que había en el país, los viajes, el sostén de la facultad y el vivir el día a día, se hacía cada vez más complicado, por lo que tuvo que abandonar la cursada.

Pero aun así, superó nuevamente sus desafíos y fue creciendo con labores en el día a día para ayudar a su familia, acompañándola económicamente y sentimentalmente para que a nadie le faltase nada.

Al llegar a sus 30 años, vuelve a sufrir y las piedras que Dios le había puesto en su camino, hacían que Vezzoni los superase en el día a día, siendo una madre ejemplar en el cotidiano.

Ella terminó separándose de su pareja y quedó sola, con dos hijos a los cuales criar, alimentar y mantener.

Con esa familia a la cual debía darle amor, comenzó a innovar en su cabeza una nueva forma de trabajar y comenzó a realizar un emprendimiento para crecer en la ciudad y explotar el mercado: fabricar alfajores.

Con la fabricación de alfajores comenzó a solventar los gastos y tener una actividad extra. Con ayuda de los vecinos y amigos, comenzó a crecer de a poco el negocio y más aún, cuando el producto es rico, puede llegar a estallar en otras ciudades los pedidos de alfajores, con su marca “Donatto”.

Superando sus metas, Vezzoni llegó a acordar con los supermercados de la ciudad la venta de sus alfajores y actualmente, comenzó a vender en la ciudad vecina, en Pergamino, por lo que sus proyectos seguirán creciendo a lo largo de los meses.

Está de más decir que los desafíos recién comienzan, pero Romina Vezzoni tiene en mente que el alfajor debe estar a la altura de las grandes marcas para estallar en el mercado. Con la confianza que tiene y la meta puesta, Vezzoni superará cada uno de sus desafíos como el día uno.