Un nuevo choque entre el gobierno nacional y el campo tuvo esta vez como centro de la disputa a los productores rurales de 37 distritos bonaerenses, y la toma de posiciones de la dirigencia institucional y política de
El veto presidencial al artículo de una ley que el oficialismo sancionó "por error" y que suspendía las retenciones a los productores de la región bonaerense afectada por la peor sequía de los últimos 40 años, fue el bidón de nafta que faltaba para reavivar un fuego que nunca se había apagado.
La guerra es la misma desde marzo del 2008: entre el campo y la administración nacional kirchnerista. Pero esta vez el gobernador Scioli, que hace apenas un par de semanas había sellado su reconciliación con el campo haciéndose cargo de sus reclamos más acuciantes y llevándoselos a
Se quebró así, en un instante, el vínculo que trabajosamente había construido Scioli con la dirigencia ruralista bonaerense pero que trascendía ampliamente a ese grupo de hombres, en la medida que el conflicto con el campo fue el trasfondo de la durísima derrota electoral que la lista que encabezó Néstor Kirchner e integró el Gobernador sufrió a lo largo y ancho del extendido interior provincial y aún -y especialmente- en sus grandes ciudades.
Pero el veto derivó, además, en una unión de la oposición política provincial pocas veces vista. Radicales, cobistas, denarvaístas, felipistas, margaritos, macristas y lilitos unificaron postura y voz en
De Narváez y Scioli -vía su jefe de Gabinete- se cruzaron con críticas que no habían alcanzado ni la mitad de este voltaje durante la campaña electoral. Y el vínculo post-comicios que el Gobernador generó con el andamiaje político opositor quedó lesionado.
El tiempo dirá si este cruce queda reducido a un choque aislado. Por ahora -a 14 semanas del recambio que dejará a Scioli sin la mayoría que el oficialismo ostenta ahora en
De ese "problema", justamente, se registró también esta semana una agudización, cuando la administración Scioli quedó al borde mismo de no poder pagar en término los sueldos de este mes a los 600 mil empleados públicos.
Finalmente, los técnicos diseñaron una "reprogramación" financiera que permitirá pagar a tiempo los salarios. Pero del susto quedaron algunas advertencias. Por ejemplo, que el bache de 2.500 millones de pesos admitido por el gobierno provincial para "cerrar" el año ya empieza a sentirse en el temprano despunte de la primavera. Y también que
Quien en cambio emitió signos de reconciliación fue Néstor Kirchner. No precisamente, desde ya, con los sectores sociales con los que el gobierno nacional se ha enfrascado en nuevas batallas en estos días. Pero sí con los intendentes peronistas del norte y oeste del Conurbano, a los que genéricamente acusó de haberlo traicionado por su baja performance electoral en esa región.
El asado que lo reunió el miércoles con ese grupo de referentes surgió de un pedido del ex Presidente al intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, para que le organizara un encuentro "con
Kirchner, en fin, dio otro paso en pos de retener a su lado a los hombres fuertes del PJ bonaerense, con la mira puesta en su proyecto presidencial para el 2011 y en un escenario en el que hasta ahora no aparece ningún otro referente con fuerza para reorganizar en torno suyo al justicialismo.
Lo cierto es que el ex Presidente ya quebró el hielo post-electoral que había congelado su vínculo con todos los intendentes peronistas del Conurbano (hace dos semanas se reunió con los del sur de la región). Y si no suscitó entusiasmos notorios, tampoco se topó con resistencias. Tal vez un agudo lector de la política bonaerense resuma bien esta situación. "Los intendentes contemplan absortos el regreso del huracán Kirchner a sus territorios", dice. (Fuente: EL DIA)