Emergencia sanitaria

Testimonio de médica que recibió tratamiento con plasma para recuperarse de coronavirus

Vanesa Bianco, profesional pergaminense.
Vanesa Bianco, profesional pergaminense.

La médica Vanesa Bianco fue la primera paciente de Pergamino en recibir tratamiento con plasma.

La doctora Bianco fue contundente sobre la angustia que vivió en esos días de internación al afirmar: “pensé que nunca más iba a poder abrazar a mis hijas”.

Vanesa Bianco dialogó con el diario La Opinión de la vecina ciudad y relató su experiencia tras contraer Covid-19.

Reconoció que fue muy difícil el tránsito por esta enfermedad causada por un virus al que “hay que tenerle respeto, no miedo” y del que hay que cuidarse para “cuidar a quienes queremos”.

Vanesa Bianco es médica clínica. Contrajo Covid-19 en circunstancias que no logra establecer porque no identifica el momento en que pudo contagiarse, ya que en su condición de ser personal de Salud estuvo expuesta al riesgo desde el primer día. Fue la primera pergaminense en recibir plasma, en virtud de que su cuadro evolucionó de una forma moderada a severa, lo que motivó su internación en una unidad de cuidados intensivos. Ya de alta, luego de muchos días de incertidumbre y en la intimidad de su hogar, donde pudo reencontrarse con los suyos, dialogó con La Opinión para brindar su testimonio.

-¿Cómo viviste como médica la irrupción de la pandemia de coronavirus?

-Cuando todo esto empezó fue enfrentarse a lo nuevo y desconocido. Como médica clínica recibí la propuesta de integrar los equipos de trabajo para la atención de pacientes Covid-19 y lo tomé como un desafío porque hay un enorme grupo humano detrás de cada equipo de protección de los que utilizamos. Tanto en el Hospital San José como en la Clínica Pergamino formé parte de los equipos que se conformaron en esta contingencia. Además seguí trabajando en el ámbito privado, en el consultorio del doctor Carlos Tittaferrante.

-¿Sentís que el contagio pudo haberse dado en el ámbito laboral?

-No lo sé y nunca lo voy a saber. Dos semanas previas a lo que me pasó yo sentía que estaba muy sobrepasada, era mucho caudal de trabajo, mucha exposición, sumado a la casa y a que soy mamá de dos hijas. Mi cuerpo pedía un freno. Así que había renunciado a las guardias de la Clínica Pergamino y en el Hospital había vuelto a la sala de internación de Clínica Médica, es decir que no estaba en la primera línea de atención de Covid-19. Yo no sé si pasó en el trabajo o en la calle, porque yo era la que salía. Sinceramente nunca me voy a enterar cómo me contagié.

-¿Cómo comenzaron los primeros síntomas?

-Un miércoles volví de trabajar en mi consultorio, donde desde el primer día tomamos todas las medidas de cuidado, y a la noche tuve fiebre. Sinceramente no pensé que iba a tener Covid-19. Al tercer día con fiebre me hicieron la prueba de diagnóstico y el resultado fue positivo. Estuve una semana en mi casa aislada. Me resistía a la internación porque tenía miedo. Finalmente me internaron porque la fiebre no cedía y habían aparecido otros síntomas como diarrea, dolor de cabeza, fatiga y dificultad respiratoria. En un momento medí la oxigenación y los parámetros no estaban bien, así que entendí que había llegado el momento de recibir ayuda. Me internaron en la Clínica Pergamino en Terapia Intensiva y ese mismo día por la noche me hicieron la transfusión de plasma.

-¿Cuál fue la evolución luego de recibir plasma?

-Sinceramente para mí fue como un empujón, como que me levantó y dejé de hacer fiebre. Algunas veces con la evolución de la enfermedad el virus te va soltando y uno mejora, pero yo sentí que fue instantáneo tras recibir el plasma. En mi caso la mejoría fue inmediata. Pude salir de Terapia Intensiva y de a poco, seguir sin oxígeno, algo que necesitaba hasta para hacer unos pequeños pasos.

-¿Cómo fue el tránsito por la enfermedad siendo médica?

-Fue muy difícil. Todo lo que me pasó puso mi mundo patas para arriba. De ser médica y trabajar todos los días para ayudar a otros y salvar vidas, me convertí en paciente. Saber lo que podía pasar fue muy complejo. Nosotros aprendimos mucho de esta enfermedad en este tiempo y tener esa información siendo paciente te juega en contra.

-¿Cómo es tu estado de salud hoy?

-De a poco me voy recuperando. La mayor complicación en mi caso fue pulmonar, pero ya estoy sin medicación. Me queda algo de fatiga muscular y casi nada de tos. Volvieron a hacerme un hisopado que dio negativo, así que pude reencontrarme con mis hijas.

El dolor de que enfermen otros

Cuando habla de su familia se emociona. El aislamiento que exige esta enfermedad comenzó mientras estaba a la espera del diagnóstico, y si bien ni sus hijas ni su esposo se contagiaron, sí resultaron positivos su mamá, su papá y su cuñada a quienes Vanesa no abraza ni besa desde hace tiempo.

“Sí los había visto. Nosotros de familia somos muy pocos y además nos estábamos turnando para cuidar a mi abuelo que estaba internado; a él también tuvieron que realizarse el hisopado pero gracias a Dios fue negativo”, cuenta.

“Mi papá estuvo internado unos días, pero ya está en su casa y todos evolucionaron bien”, agrega, refiriendo que la posibilidad de contagiar a seres queridos es un aspecto muy cruel de esta enfermedad, un dolor que recae sobre las espaldas de quien tiene la mala fortuna de contraer este virus que se propaga con mucha facilidad.

Junto al aislamiento, son quizás los obstáculos emocionales más difíciles de sortear: “Es muy fuerte porque uno no quiere dañar a nadie, ni contagiar al resto, uno lo único que quiere es que este virus no lastime a nadie más”.

“Es duro estar aislado, solo, lejos de los afectos”, agrega y reconoce que si bien los dispositivos tecnológicos colaboraron, nada logra quebrar esa barrera que impide el abrazo.

Un mensaje claro

-¿Cuál es el mensaje que darías a la comunidad de Pergamino en este momento de la pandemia?

-Todos más que nunca tenemos que tomar conciencia de que al estar más descuidados, tenemos más posibilidades de que crezcan los casos y el sistema de salud colapse. Desde el uso del tapabocas hasta respetar el distanciamiento social son acciones para cuidar a los que queremos. Uno piensa que no le va a pasar. O que será algo leve. Y no siempre es así. Yo tengo 42 años, sin factores de riesgo y tuve un compromiso pulmonar importante. Creo que hay que respetar al virus, no tenerle miedo pero sí respeto. Es difícil porque la gente está cansada y triste. Pero no hay que bajar la guardia, porque todo el equipo de Salud llevamos muchos meses trabajando, pero solos no vamos a poder, necesitamos del compromiso de todos.

Donar para ayudar a otros

Sabe que apenas esté apta para hacerlo, se transformará en donante de plasma. Sus familiares que transitaron la enfermedad harán lo mismo. “Todo aquel que fue Covid-19 positivo tiene la posibilidad de ayudar, porque el plasma es una herramienta valiosa”.

“Esta enfermedad nos brinda la oportunidad de ser solidarios, si tuvimos la mala suerte de enfermar, podemos ayudar a otros con nuestros anticuerpos. Ese es mi mensaje, que donen. Es un conjunto de cosas que ayudan y dentro de ellas, está el plasma”, remarcó esta profesional de la salud que espera volver a trabajar cuando esté preparada física y emocionalmente. “La medicina es más de la mitad de mi vida. Es lo que sé hacer y lo que amo hacer. Así que ahí estaré apenas termine de recuperarme”.

Mientras llega ese día, se queda en el abrazo con sus hijas y confiesa: “Soñé con ese abrazo. Fueron muchísimos días sin verlas. Tuve miedo de no poder volver a abrazarlas y hacerlo fue lo que me llenó el alma.

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