ROJAS, Enero 28.-(RojasCiudad.net) Surgió por la idea de algunas madres que asistían a una iglesia evangelista y que vieron la necesidad de tantos chicos de Rojas, que no sólo debían contar con alimento seguro sino, especialmente, con un lugar de contención.
A partir de allí, el milagro de la solidaridad: casi 100 chicos de todas las edades pueden comer gracias a un grupo de madres humildes que impulsan todo a pulmón.
María Sosa, juninense, es una de las encargadas de este merendero que comenzó a funcionar en diciembre pasado. Es una madre, como las que integran todo el grupo fundador, que vio la necesidad de contar con un lugar para los chicos más necesitados de esa vecina localidad.
El merendero está ubicado en una casa del barrio Santa Rita. Y son en total 98 chicos los que sábados y domingos llegan a este lugar. María Sosa cuenta que “por ahora es merendero. Pero en realidad el objetivo es poder llegar al comedor”.
“Lo inauguramos hace un mes, entre un grupo de mujeres del barrio que vimos desde hace tiempo la necesidad de muchos chicos. Primero surgió la idea del comedor, pero se nos hizo difícil. Y nos propusimos con las madres que están acá llegar por lo menos al merendero”, repasa.
Los orígenes
“Surge porque nosotras íbamos a una iglesia evangelista. La idea era hacerlo en la iglesia, pero no se pudo. Habíamos conseguido un lugar que era un galpón, pero prácticamente no estaba disponible nunca. Y así fue que decidimos hacerlo en este lugar, que es una casa de familia, pero por lo menos ya tenemos el terreno para comenzar a construir el lugar propio, próximamente”, cuenta.
Sosa también añade que pudo finalmente ponerse en marcha este merendero porque empezaron a pedirle a la comunidad. “Fuimos a las panaderías y les pedimos las facturas para los sábados. El azúcar y la leche en otros comercios. La gente también comenzó a acercarse con ropa y zapatillas, y justamente por el Día del Niño también le dimos juguetes, que pedimos en las jugueterías”, señala.
Que se le da la leche. Que se le da la merienda. Y cuando hay ropa, zapatillas o juguetes, se reparte entre todos también. Porque en este lugar todo sirve. Y las ganas de vivir hacen que todo valga mucho más.
“Hacemos lo que podemos. Siempre con la ayuda de la gente. Porque nosotros somos todas humildes. No tenemos para poner de nuestro bolsillo”, continúa Sosa.
Según ella no es gran cosa lo que hacen. Pero asegura que para todas es algo muy lindo. Porque hay muchos chicos que están en la calle y no tienen quién los sostenga. Y poder ayudarlos parece ser lo más importante de ahora en más para estas damas.
Desde que se abrió en el mes de diciembre, no solamente llegan niños. Sosa comenta que hay hasta chicos de 13, 14 y 16 años que se acercan al merendero. Que se festejan cumpleaños y que siempre tienen su copa de leche y, cuando hace mucho calor, el jugo fresquito.
“Esto es con la ayuda de todas entre sí. Y hemos logrado también festejarle los cumpleaños a todos los chicos que cumplen en el mes. El festejo se hace a fin de mes. Y en diciembre festejamos siete”, señala.
“La verdad es que estamos todas muy contentas y felices porque nunca pensamos que la gente iba a colaborar tanto”, reconoce.
El proyecto a futuro
Si bien hoy en día el proyecto es sólo para merendero, se sabe que la iniciativa surgió primero con el fin de hacer un comedor, y que por cuestiones de espacio y dinero no se pudo llevar aún a cabo.
Pero lo importante era comenzar. Con algo. Y el merendero es la excusa para nunca más parar con la ayuda. Porque claramente no se necesita dinero. Sino las ganas de hacer por los que más necesitan.
“Queremos llegar al comedor. La idea es seguir. Seguir adelante ayudando a los chicos. Por eso queremos hacer el salón y abrirlo porque son cada vez más los chicos y a ellos no solamente les hace falta contar con la merienda”, sigue Sosa.
“Esperamos que la gente aporte lo suyo así podemos abrirlo. Esto es una casa de familia. Y todavía no hemos puesto el cartel porque la idea es hacerlo directamente cuando estemos en el comedor. Pero tenemos planeado levantar un galpón”, promete.
Según Sosa, ya cuentan con el lugar para comenzar a construirlo, y de hecho ya tienen 2 mil ladrillos a disposición para poder comenzar las obras. Pero con todo eso no alcanza. Hay que seguir. No se puede parar.
“Lo que necesitamos es si alguien puede donar un poco de material para dar el puntapié inicial. Yo invito a la gente que donó y la que no, a que se acerquen. Aunque no lleguen, que pasen aunque sea, para que vean la cantidad de chicos que se juntan”.
Lo que más necesitan en estos momentos, según sostiene, es alguna mesa y algunos bancos para poder hacer sentar a todos, porque ya no alcanzan. Aunque sea maderas, ya que hasta en ese caso arman los bancos ahí.
“Gracias a Dios nos va bien. Y agradezco a todos los rojenses que han colaborado para este proyecto. Pero necesitamos que sigan colaborando, y que se acerquen los que no han venido todavía. Que piensen en los niños. Porque cuando uno se cría mal, sigue el camino torcido”, sentencia la juninense Sosa.(Fuente: Diario Democracia)