Impunidad

Cuando la justicia no es justa

Denuncian la parcialidad manifiesta de un Juzgado de Familia de Junín.
Denuncian la parcialidad manifiesta de un Juzgado de Familia de Junín.

El principio de la justicia es que exista imparcialidad a la hora de dictar fallos y sentencias, precepto que no se cumpliría en el Juzgado de Familia N° 1 de Junín, donde su titular, Guillermina Venini, tiene a su cargo al menos una causa que está estrictamente relacionada a personas de su círculo cercano. Es así que, valiéndose de sus amistades, resuelve a su gusto, perjudicando a una de las partes.

Las malas lenguas de la ciudad sostienen que la magistrada no llegó a ese lugar privilegiado por mérito propio, sino más bien por los hilos que movió su padre, el ex camarista Juan Carlos Venini, quien también ocupa un cargo en la cátedra de Derecho Privado en la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA).

Uno de los expedientes que están bajo su órbita comenzó luego del divorcio de un matrimonio en el año 2016 y, a partir de allí, la lucha de Fernando por la tenencia de su hija se hizo cuesta arriba. El accionar de la jueza es cuestionado, no solamente en este caso, sino también en otras situaciones en las que sus sentencias denotarían una parcialidad.

Sin embargo, goza de la impunidad por ser la hija del histórico camarista, por lo que la posibilidad de que sea apartada está aún lejana. Desde esa arrogancia de sentirse intocable dentro de la ciudad, Venini actúa sin presiones y, según le comentaron a NOVA, muchas de sus resoluciones son siempre actuando en pos de destruir a los hombres.

Una vez que se efectivizó la separación, la historia de Fernando comenzó a complicarse, ya que la magistrada que está al frente para dirimir en conflicto familiar, obstruye con sus dictámenes la posibilidad de la niña pueda tener contacto con su padre. Al mismo tiempo, la madre de la menor tiene conductas tenientes a obstruir el vínculo y la magistrada no interviene como corresponde.

La parcialidad de Venini a la hora de las sentencias es clara, teniendo en cuenta que la tía materna de la niña, trabaja en ese mismo juzgado como parte del Cuerpo Técnico, es decir que forma parte del círculo cercano a la magistrada y, además, muchos de los amigos de ella también tienen un vínculo estrecho con la madre de la menor, por lo que se hace más evidente la arbitrariedad.

Ante esta situación, Fernando se vio obligado a recurrir a la justicia para que interceda, ya que la jueza nunca declaró la incompatibilidad. Tan larga fue la lucha que llegó a la Corte Suprema y todas estas cuestiones forman parte del expediente que en la actualidad se está tramitando, mientras el padre sigue con complicaciones para ver a su hija.

La denuncia en cuestión da cuenta de la parcialidad de la jueza, anclándose en una serie de irregularidades en el proceso, como por ejemplo actos de violencia de la mujer hacia él, en el transcurso de las visitas a su hija, donde la mujer también protagonizó episodios vehementes adelante de la menor, y nunca el juzgado actuó para garantizar la salud mental de la niña.

En uno de los tantos episodios que sufrió Fernando, la mujer se presentó junto a su pareja en la casa del hombre mientras él estaba con la nena y trataron de romper la puerta para ingresar al domicilio y golpearlo. De esta situación hay algunos testigos que dieron su versión y actualmente se está tramitando en paralelo una causa penal que, de todos modos, no tuvo mucho avance.

Después de este hecho y los pedidos del letrado que representa a Fernando, se esperaba que la magistrada tuviera un gesto para proteger su integridad física, pero a pesar del relato de los testigos, la jueza no dictó una restricción perimetral contra la mujer y su actual pareja, sino que interpuso un cese de molestias, pese a que habían ido a intentar golpearlo.

Desde entonces, su abogado comenzó una odisea, esquivando los periplos que se le presentaron en la justicia, para pedir la ampliación de medidas. Sin embargo, pasaron más de dos meses para que lo citaran a una entrevista con una trabajadora social y la psicóloga, donde evaluaron si le daban una medida, a pesar de los hechos claros y el relato de los declarantes.

En el medio de todo este conflicto y debido a la parcialidad de Venini, Fernando estuvo 8 meses sin ver a la niña y, el día que sufrió la agresión fue la última vez que la vio, porque la madre seguía obstruyendo el vínculo. Increíblemente, desde el juzgado se resolvió que el hombre tenga que ir a buscar a su hija a la casa de su ex, donde corría peligro de una nueva agresión hacia su persona.

Luego de tanto tiempo, el conflicto continúa y la magistrada sigue a cargo de una causa que no debería estar bajo su órbita, teniendo en cuenta la relación estrecha que tiene con una de las partes. Mientras tanto, el padre de la nena sigue luchando para poder tener un régimen de visitas como corresponde y poder ver a su hija con asiduidad.

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