Cambia de colores según la elección

Junín tiene a su camaleón político: Andrés Rosa

Andrés Rosa, como el camaleón, cambia de colores según la ocasión.
Andrés Rosa, como el camaleón, cambia de colores según la ocasión.

La política es el arte de lo imposible y en Junin se encuentra uno de esos personajes que hace todo posible. Se trata nada menos que el concejal Andrés Rosa, actualmente miembro del monobloque "Compromiso por Junín", pero tan alineado a Cambiemos que sólo le falta ponerse la pechera de voluntario y militar la reelección del Presidente y la Gobernadora.

"Es que Andrés se cansa del estancamiento, es fiel a una sola idea que va coincidiendo según la época con el gobierno de turno" informa el portal Semanario de Junín y agrega que de tanto girar, otra vez se lo puede ver cómodo en las filas del oficialismo, "manteniendo solo la apariencia de ser un edil solitario, pero votando siempre en sintonía".

La pregunta que se hacen muchos en la política juninense es si ya consiguió rédito o está pensando en el futuro. Se dice que esa duda la podrían aclarar algunos de los participantes de la mesa VIP, en la cena que ofreció el senador Roberto Costa, esposo de la ex senadora Malena Baro. "Allí, entre el cuñado Juan, esta chica Laura, Fernando Chiófalo, el que no se decide… en la comida en la que se le dio un fuerte apoyo a la reelección de Mauricio MacriMaría Eugenia Vidal y Pablo Petrecca, sí, justo allí, estaba sentado Andrés. El concejal independiente", cuenta Semanario.

En la última sesión del Concejo Deliberante, Rosa se hizo valer. Permaneció inmutable ante el abucheo constante, que incluyó hasta canciones que los vecinos entonaron en su contra, a partir de su voto favorable al aumento de tasas.

Recién cuando se desaolojó la sala, se animó a hablar. Hasta entonces, Rosa permaneció mudo junto a su amigo peronista -también convertido-, Marcelo García, que lo acompañó también en el silencio. Votan en sintonía a Cambiemos, mientras preparan la “pata peronista” de esa fuerza política en Junín, esa que hoy le falta, para posicionarse hacia las elecciones de este año. Muchos sacan cuentas, y llegan a la conclusión de que en diciembre, Rosa se queda sin banca, así que ya está planificando un nuevo “carguito”.

Largo recorrido

Gonzalo Andrés, hijo de un reconocido comerciante céntrico de Junín, es padre de cinco hijos. Ligado con furia al Club Sarmiento, que milita en la B Nacional, tal vez fue allí donde comenzó a practicar sus dotes de equilibrista.

Arrancó en política con Francisco De Narváez, ese que aparecía para las elecciones, y entonces él era quien encabezaba la fila para acompañarlo cuando llegaba a Junín. Por ese entonces, cuenta Semanario, "los seguía un flaco con una leve chivita y gruesos anteojos, que tiempo después se transformaría en el Intendente de Junín".

Pero después Andrés decidió aprender la marchita, como fiel abogado del Sindicato Empleados de Comercio a la sombra del histórico Julio Henestrosa, con quien llegó por primera vez al Concejo Deliberante.

Allí la lealtad no fue muy extensa: lo sedujo el ex intendente Mario Meoni y así fue como se transformó en meonista/massista. En este marco, ocupó un cargo relevante como “dador de pésames” en la Oficina de Atención a la Víctima, que corría cual bomberos después de un hecho grave, de esos que abundaban –y siguen abundando- en la ciudad.

Fue así que en las generales del 2015, integró la lista de concejales del Frente Renovador y está todavía ejerciendo ese mandato, pese a que a menos de mitad de camino escuchó un nuevo canto de sirenas que lo hizo apartarse. Y la rueda volvió al inicio, ahora la vida lo encuentra cerca de Petrecca, ese al que criticó sin piedad, y convenientemente del lado del gobierno, aunque todavía no lo haya admitido en forma pública.

Lo que pasa, es que Andrés es un todoterreno, un tipo sencillo que se adapta según las circunstancias y las conveniencias. Es obvio que no le sienta bien el rol opositor, por eso va alternando convicciones por otras siempre más oficialistas y redituables.

Cuando formó su actual unibloque, él mismo aseguró que no dejaría “la construcción política”. En criollo más básico, significaba –como quedó claro- que ni loco se privaría de morder algún hueso que sólo estando emparentado con el Gobierno de turno podía asegurarse.

Gran preocupación 

En sus últimas ‘actuaciones’, Andrés Rosa se perfiló como castigador del fiscal general Juan Manuel Mastrorilli, para ahondar con floridos discursos sobre sus ‘conocimientos’ sobre seguridad y violencia de género.

Pero lo verdaderamente fascinante de estos últimos días, fue su papel descollante en el Concejo. La gente le gritaba casi cara a cara; de golpe, y sin proponérselo, se transformó en el actor principal cuando sólo pretendía mirar casi de afuera y pasar desapercibo.

¿Qué le habrá pasado por la cabeza? Nunca se sabrá; pero sí pudo escucharse al presidente del Concejo, Gabriel D’Andrea, defenderlo como un toro: amenazó con levantar la sesión varias veces, porque su concejal estaba siendo “presionado” e “intimidado”. Muchos pensaron que la actitud del titular del cuerpo legislativo era muy susceptible: tantos reparos por unos gritos en una sesión y tan poca empatía con los bolsillos destrozados de juninenses que no paran de ser castigados. Lo que se dice privilegiar las formas por sobre el fondo de la cuestión.

Lo más llamativo ocurrió al momento de tratar el presupuesto municipal 2019. Como los bárbaros ya habían desalojado el lugar, Andrés tomó el micrófono. Y allí contó una historia que, horas antes, había adelantado ante las cámaras de televisión, donde tiene abonado un espacio semanal para lucir su figura.

Quedó a la vista que se había esmerado en elaborar un discurso persuasivo sobre la conveniencia de hacerle realidad el capricho de Petrecca de aumentar entre un 40 y 116 por ciento las distintas tasas municipales, a pesar de los tarifazos, la inflación y los duros golpes que viene sufriendo el bolsillo del vecino común.

Entonces tuvo una gran idea: hizo público que aquella sesión del Concejo no fue la primera vez que accedió a un pedido del poder de turno, y sacó a relucir cuando apoyó un presupuesto de Meoni y le aseguró la presidencia del Concejo a una de sus entonces aliadas, la también multifacética Laura Esper.

¿Cuál fue el detalle de la anécdota? Sin ninguna necesidad, reveló que se realizó una reunión en la estación de servicio de La Agraria. No en el despacho del jefe comunal, como cualquiera hubiese sospechado si no había nada para ocultar.

Tal vez dentro de unos años la comunidad juninense sepa dónde fue el encuentro con Petrecca. Pero en ambos casos, deberemos creer en su patriotismo y voluntad de ayuda, porque se olvidó de contar cuál fue la contrapartida de ese “favor”, así que ignoramos detalles.

Para ser transparentes, no sólo se requiere serlo: también hay que parecerlo. Y en este marco, Rosa amalgama perfecto con el gobierno de Cambiemos: sus imágenes públicas son parecidas.

"Así que acá estamos, con el abogado más conocido de la ciudad por su historial camaleónico pero que sabe ubicarse en el momento y lugar adecuado", se lee en Semanario, que propone estar atentos a sus próximos movimientos que le aseguren por un tiempo más un sueldo estatal. Por ahora, parece que Cambiemos tomó la posta, de la mano del senador Roberto Costa, pero nunca puede descartarse algún nuevo sorpresivo encuentro en la estación de La Agraria que lo convenza de otras mieles más redituables.

Gonzalo Andrés Rosa. El comodín. El necesario y siempre presente voto número 10 en el Concejo Deliberante para Cambiemos. El que definió que los juninenses deberán pagar más del 40 por ciento en las tasas, a cambio de los mismos servicios deficientes de hoy.

Las cabriolas políticas más desconcertantes 

Las crisis del peronismo y del radicalismo, ya en los noventa, explican en parte tanto zig-zag del concejal Andrés Rosa. "El partido cambió su ideología, yo no", se justifican algunos. Aunque ciertos argumentos suenan razonables, otras cabriolas políticas lucen desconcertantes. Los llaman los "saltimbanquis". 

Camaleón político 

En el 2005, de la mano de Julio Henestrosa, Andrés Rosa empezó su camino político, siendo el protagonista de la única victoria peronista en Junín, militando en el Frente para la Victoria.

En 2007 caminó junto a Pablo Petrecca, Jorge MacriJuan FioriniAdalberto Bonópera y Mauricio Macri.

Dos años después, bajo la recordada musiquita de campaña “Andrés Rosa Intendente, Scioli gobernador”, intentó destronar a Mario Meoni, pero debió conformarse con otros dos años como concejal, ya que un acuerdo de Unión-Pro, debió bajar su candidatura y enfilarse en el meonismo.

Como en el 2009 intentó ser reelecto, otra vez en la Unidad Básica Tres Banderas, decidió cambiar definitivamente. El 2011 lo vio de la mano del colorado Francisco De Narváez. Tras el nuevo acuerdo, desembarcó directo en la gestión Meoni, haciéndose cargo de Asistencia a la Víctima. Allí fue cosechando palmadas en la espalda, y llegó otra vez integrando una lista de candidatos a concejales, ya de lleno en el Frente Renovador.

Dos años después decidió partir nuevamente, siempre en búsqueda de lugares ganadores y nada mejor que eso que coquetear con Cambiemos, tal vez para ir preparando el terreno en la búsqueda de un lugarcito en el 2019.

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