Ojos que ven

En Junín, EDEN mejoró la propaganda pero no el servicio

La empresa recompuso su relación con el municipio y los reclamos de usuarios son soslayados por los funcionarios.
La empresa recompuso su relación con el municipio y los reclamos de usuarios son soslayados por los funcionarios.

Según un informe del Semanario de Junín, la Empresa Distribuidora de Energía Norte S.A. (EDEN) ha mejorado la propaganda a partir de algunas contribuciones específicas con los medios de comunicación.

Esto le permitió alejarse momentáneamente del ojo de la tormenta en que la tienen los vecinos agobiados por un descarado aumento tarifario que terminará con masivos cortes de energía por falta de pago.

Para colmo de males, no ha habido un solo juez hasta el momento que prohíba esos cortes, tal como lo hizo el de Dolores con el gas domiciliario. Aunque eso sirva al menos para alargar la agonía.

Se suma a los beneficios de esta empresa un particular silencio de los funcionarios municipales, principalmente el intendente Pablo Petrecca, quien el año pasado intimó a EDEN S.A. por los cortes de energía que venían produciéndose para luego –sin que cambiaran las condiciones- dejar de expresarse respecto a la empresa que sigue tomando de rehén a los clientes.

Esto en cuanto a la deficitaria atención pública, tiempos para instalación de medidores, revisión de facturas y lo que es peor aún, una gran falta de claridad a la hora de establecer los montos que aparecen en cada caso, algunos de ellos realmente “no aptos para cardíacos”.

Entonces, la empresa de a poco ha ido sacándose la responsabilidad de encima, ya que tiene tres o cuatro “caballitos de batalla” para explicar sus desaguisados del obsoleto servicio de provisión de energía eléctrica.

Cada uno de los argumentos es expresado en adjetivadas gacetillas de prensa que luego serán replicadas por radio, televisión y gráfica de forma monocorde y sin saltearse una coma.

Entonces cada corte –si no es programado con la debida antelación- podrá ser atribuido a: daños por tormenta (aunque caigan 6 milímetros), caída de un árbol en la estación tal o cual (vaya a saber dónde), cotorras comedoras de cables, roedores de dientes de sable o algún animal no identificado.

Para un doble propósito podrá explicarse que la baja de tensión es producto del hurto de energía y que quienes lo provoquen, además de ir presos, podrían incendiar todas las casas de la cuadra, y “arderían en el infierno”.

Nunca un pedido de disculpas por la mala atención en las oficinas, por la espera telefónica para reclamos, por la demora en los arreglos, por las promesas incumplidas.

Sólo una perorata de “mejora de inversiones” tan poco comprobables respecto a la calidad del servicio que terminan generando la sospecha de que todo sigue igual, menos el salvaje abuso en que resultó el incremento, a punto tal de que haya que ir con todas las de perder a celebrar un convenio que después de algunos meses volverá a tornarse impagable y que en poco tiempo más habrá que poner en garantía la escritura de la casa.

Todo ello para incluso ligarse un reto por consumir de más, como si un empleado de empresa privada que brinda un servicio público esencial pudiera decirnos cómo se celebra la vida en tiempos en que debemos pensar si prender el ventilador o comer todos los días.

Privilegios empresarios y de algunos funcionarios de gobierno que, tal como aseguran algunas fuentes, no se preocupan por el ventilador, ya que le sobran aires acondicionados.

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