Hondo pesar

Falleció el querido “Coquito” Quiri, protagonista de inolvidables momentos de nuestra niñez

Un pedazo del Club Sportivo.
Un pedazo del Club Sportivo.

Para quienes tenemos más de 40 años y menos de 60, seguramente guardamos en nuestro corazón muchas imágenes de nuestra niñez y adolescencia con la presencia de este entrañable personaje en nuestras andanzas por la zona del Club Sportivo.

En Sportivo su figura no pasaba inadvertida, siempre con su vasito de aperitivo o por qué no de la añorada Hesperidina acompañado de su platito de maníes o quesito si es que estaba sentado a la mesa y no parado junto a las rejas de la cancha de pelota a paleta, viendo todos los partidos desde los manos duras hasta los eximios pelotaris de la época como “Fósforo” Maggiolo, Carlos Maggiolo, Walter García (QEPD) o la aparición de Marcelo Franco, “Franquito”, como se le decía en el Club.

Y lo más importante, con “Coco” todos los que convivimos sus estadías en el Club nos adelantamos a la época de la inclusión y aprendimos antes que nadie a no discriminar. Fue ahí y con él, ni en casa ni en la escuela, fue con “Coco” y en el querido Sportivo. Su sola presencia irradiaba alegría con su risotada de niño eterno, y nos generaba un espíritu positivo ante las adversidades, nos reíamos con él y no de él.

Podría escribir un libro con muchas anécdotas con “Coco”, como cuando olvide mi bici fuera del Club y él cómo pudo la subió al pasillo interno de la cancha de paleta y el recordado canchero el “Negrito” Puebla me la guardó hasta el lunes, ya que yo había viajado ese fin de semana con mi familia.

Seguramente a muchos estos hechos les resultarán indiferentes y hasta se preguntarán cuál es el sentido de contar cosas muy personales. Puede ser que tengan algo de razón, pero les aseguro que si hubieran conocido a una persona como “Coco” les  sucedería lo mismo que a mí.

Y cuando ya cumplimos varias de las etapas que la vida nos propone, valoramos cada vez más las cosas que vamos perdiendo. Y la vida se compone de pequeñas historias donde conocemos todo tipo de personas, y los que tuvimos la suerte de conocer seres humanos como estos, aprendimos valores y de los buenos, que transmitimos a nuestros hijos. Gracias “Coco”. Nunca te olvidaremos.

Para finalizar, reservamos unas palabras muy especiales para quien fue el “Ángel” que posibilito que “Coco” viviera una vida plena, gozando cada momento; esta fue su hermana Lilia, quien dedicó lo mejor de sí para su hermano. Nuestros respetos para ella y el resto de su Familia. Seguramente descansará en paz con su risotada de niño eterno.

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