Lamentable papel

Junín: destrato a los ciudadanos por la presencia presidencial en el acto de vuelta de los colectivos

Fue un acto para pocos, para celebrar el regreso de un importante servicio que, por necesidad, usa mucha gente.
Fue un acto para pocos, para celebrar el regreso de un importante servicio que, por necesidad, usa mucha gente.
Fue un acto para pocos, para celebrar el regreso de un importante servicio que, por necesidad, usa mucha gente.
Fue un acto para pocos, para celebrar el regreso de un importante servicio que, por necesidad, usa mucha gente.

El día que quedará señalado como la vuelta de los colectivos en la crónica histórica de la ciudad quedó empañado por el montaje de un acto triste, con el blindaje policial realizado en torno al presidente Mauricio Macri, la gobernadora María Eugenia Vidal y el intendente Pablo Petrecca.

De acuerdo a lo informado por Semanario de Junín, lo que debió ser una fiesta, para esa ciudad con el retorno de un servicio que está pensado para la gente (los funcionarios seguirán utilizando sus propios vehículos), careció de alegría porque los vecinos comunes, esos que se subirán a los micros, no pudieron llegar hasta el lugar de la ceremonia de inauguración.

Desde temprano, arterias importantes juninenses como Alvear o Primera Junta, fueron cerradas al paso vehicular. Y peatonal. Nadie que no tuviera “pulserita” podía acceder a ese gran círculo de protección ideado en torno al predio de Primera Junta y Chaco, a la vera de las vías, donde se encuentra la Agencia de Seguridad Vial.

La medida tomó de sorpresa a muchos (algunos que no podían acceder ni a sus viviendas), enfrentados como siempre a la obediencia rigurosa que persiguen los efectivos policiales más rasos hacia las órdenes recibidas.

Después de varios días de hermetismo, silencio y "arreglos" en secreto con el periodismo más servil, finalmente se produjo la llegada de Macri y Vidal a Junín con un Petrecca exultante de recibirlos.

Por supuesto, ninguno de los tres extrañó la presencia de los vecinos. Esos a los que en los alrededores les pedían documentos para no dejarlos pasar y eran interrogados sobre sus destinos. Por unas horas, fue suprimido el derecho constitucional de circular libremente por el país, al menos en algunas cuantas cuadras de Junín.

El corralito

Los organizadores locales vistieron los alrededores del “escenario” presidencial con un corralito, que fue en el pasto, ahí nomás a unos metros de los “buses”. Había vallas por todos lados, que impedían el acercamiento de cualquier persona del público, aunque en realidad sólo había funcionarios gubernamentales o fervorosos adeptos amarillistas.

Que se animaron hasta con aquel “Sí se puede”, aunque tibiamente, cuando Macri se acercó a que le tocaran la mano. Y sí, ellos pueden: todavía tienen las arcas públicas que le permiten comprar comida y otras cositas más.

La prensa estuvo circunscripta a un “balconcito” y debió conformarse con poner los micrófonos a los entrevistados, por encima del vallado. Y la “gente” -sí, esa que va a subirse a los micros por necesidad- no pudo llegar, informó Semanario de Junín.

Palabras huecas

Los discursos de rigor no se apartaron a lo que se olfateaba de antemano.

Por ejemplo, el anfitrión –al que no le cabía la sonrisa en la cara- por supuesto aprovechó para lustrar los zapatos de sus superiores. Petrecca dijo: “los hechos generan cambios, y este cambio que trae el transporte público nos iguala y nos integra. Esto es parte del trabajo en equipo que podemos realizar con Provincia y con Nación. Agradecemos los avances que logramos gracias al trabajo que hacemos con Mauricio y con María Eugenia, quienes nos motivan a que el trabajo pueda verse convertido en acciones”.

La gobernadora Vidal eligió hablar de confianza: “Este sistema de transporte público hace que recuperemos confianza, esa de la que venimos hablando con el Presidente en todo este tiempo. Podemos hacer juntos, somos capaces, tenemos dificultades que resolver, pero hechos como este nos devuelven la confianza. Esto nos demuestra que cuando no se roba sí se hace, y podemos devolverle la confianza a la gente”.

El país de Alicia

El orador que cerró los discursos fue, por supuesto, el presidente Macri. “Nos estamos dando la oportunidad única en décadas de construir el país que todos soñamos”, dijo para arrancar la primera página de su propia versión de “Alicia en el país de las maravillas”.

Después, sin detallar cuál, aseguró otra vez que “éste es el camino con el cual vamos a derrotar a la inflación, que en 80 años ha sido 62,5 por ciento en promedio, sin contar los años de hiperinflación”. Macri sostuvo que están sentando las bases estructurales que “nos van a permitir vivir en una sociedad más justa" y reiteró: “Tenemos que sacarnos la inflación de encima”. Así, opinando con liviandad como un columnista de Clarín de los domingos, ajeno a la responsabilidad de transformar palabras en hechos.

Tras apretar manos y recibir sólo elogios –los que pretendían llevar reclamos quedaron muy lejos de sus oídos-, el Presidente y la Gobernadora pegaron la vuelta para sus pagos. Sin ver ni oír ni atender ni estar cerca de los vecinos juninenses.

Comentarios