Enrique Morea fue el primer tenista argentino que logro ubicarse entre los diez primeros del mundo. Fue número uno del país desde 1946 a 1961. Una vez que se retiró, comenzó una carrera como dirigente que lo tuvo como Presidente de la Asociación Argentina de Tenis en dos periodos (1973-76 y 1996-2009) y también fue vicepresidente de la Federación Internacional.
Su gran creación fue la Escuela Nacional de Tenis. Con la aparición de Guillermo Vilas este deporte se popularizó a límites insospechados, y la relación entre ambos fue siempre conflictiva, lo que luego con el paso de los años para los dos fue cambiando para bien del tenis argentino.
Además de destacado deportista, fue ingeniero agrónomo, y un apasionado del campo y los caballos. De ahí viene la relación con nuestra ciudad, ya que una vez retirado compro tierras en el distrito, en la zona de Guido Spano. A su Estancia la denomino “La Delia”, y entablo una amistad con la familia Gear, estando presente incluso en el año 2016 en la inauguración de la nueva planta de la firma rojense.
Tenía un afecto muy especial por Juan Martín Del Potro, y su gran deseo era ver campeón de la Davis al equipo nacional. Estuvo a punto de subir al avión para viajar a Croacia a ver la final el año pasado, y finalmente no fue por consejo de los médicos. Pero según su familia siguió apasionadamente cada partido y cuando se concretó la conquista histórica le dijo a su esposa emocionado: “te juro que con esto, ya cumplí mi objetivo de vida en el tenis”.