Todo comenzó por el destino de los 14 millones de pesos extra-presupuestarios, recibidos sobre fin de año de coparticipación de la Provincia.

En una reunión de la Secretaría de Hacienda (a cargo del contador Sebastián Barzaghi) y la Secretaría de Coordinación y Gobierno (odontólogo Cristian Ford), un empleado municipal, que estaría en la Dirección de Presupuesto en lugar de quien ocupa ahora la de Hacienda, identificado por sus iniciales “N. S.”, se atrevió a preguntar sobre la asignación y utilización de esos millones.

Si estuviéramos en una película policial de mafias con clima de máxima tensión, diríamos que fue lo último que hizo. Y efectivamente fue lo último como agente municipal, ya que luego de la respuesta habría renunciado.

Pero el guion cinematográfico no termina acá. Los protagonistas principales, el Contador y el Odontólogo, con la adrenalina a full, entraron abruptamente en las oficinas de la Tesorería Municipal, pidiendo la cabeza de su titular Aníbal Azulino, quien habría osado negarse a autorizar unos pagos a algunos proveedores que tienen privilegios para cobrar siempre enseguida.

Le recordaron lo que le sucedió a la anterior jefa de Compras Alejandra Biorlegui, quien al igual que Aulino estaba en el cargo desde la gestión de Aloé-Quiri. Y que llegado el caso recurrían a su mayoría en el HCD para sacarlo. Entonces Aulino hizo cuentas y firmó los cheques.