Este accionar no sólo atañe al Gobierno nacional, sino también a la provincia de Buenos Aires, donde el ex presidente en funciones sigue con atención, y con lupa, cada una de las declaraciones que realizan los funcionarios que secundan a Daniel Scioli. Por eso, ni bien Santiago Montoya se atrevió a hablar en contra de las candidaturas testimoniales, que incluían su posible postulación como concejal en San Isidro (un distrito donde seguramente iba a sufrir una estrepitosa derrota), Kirchner le bajó el pulgar. En su cruzada desesperada por mantener el poder y frenar la debacle política, el kirchnerismo considera que el fin justifica los medios y ni siquiera hay lugar para los tibios.
¿Qué pasará entonces con los intendentes oficialistas que se nieguen a ser candidatos a concejales?
¿A ellos también se los obligará a renunciar, poniendo en riesgo la gobernabilidad de los municipios? En la lógica kirchnerista, todo es posible y poco importa la salud de las instituciones.
Pese a los aprietes K, no son pocos los funcionarios provinciales que, por lo bajo, cada vez disparan más críticas contra el ex presidente. “Más allá de lo que se diga en público, en este ministerio somos todos antikirchneristas. Ahora no lo podemos decir, pero no siempre va a ser así. Hay que entender al gobernador, tienen las manos atadas para diferenciarse”, le dijo a Hoy un estrecho colaborador de uno de los ministros más importantes de
Por el momento, las disidencias sólo pasan por comentarios en off. El gobernador Daniel Scioli está atravesando por una difícil situación, en la que está en juego su futuro político y la estabilidad de la principal provincia del país. La amenaza de que vuelvan los patacones (algunos ya hablan de la irrupción de un “bono patriótico”) está latente, dado el creciente déficit que arrastran las cuentas provinciales y la falta de financiamiento. Por eso, la dependencia de Scioli con
El despido de Montoya también implicó una reestructuración del gabinete. Scioli optó por cubrir los baches generados con hombres que responden al jefe de Gabinete, Alberto Pérez, es decir, sciolistas puros y que respaldan las listas testimoniales. “Acá no hay librepensadores, Alberto Pérez y Scioli opinan lo mismo. Daniel estaba muy enojado con Montoya por sus declaraciones y, antes de echarlo, le había pedido que se rectificara”, aseguran algunos conocedores de los derroteros políticos de calle 6.
No son pocos los que creen que Montoya, con sus críticas, en realidad buscaba que lo echaran, ya que resultaba evidente que no quería ser parte del proyecto K. El recaudador, a diferencia del discurso oficial, ya venía alertando que la crisis va a impactar con dureza en
Su salida prácticamente le garantiza un lugar en la oposición. Podría sumarse al armado electoral que está haciendo el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y que también incluye a otro peronista díscolo como es el ex defensor del pueblo de
Tampoco se descarta que el ahora ex jefe de los sabuesos bonaerenses se integre del PJ disidente en
La inestabilidad política configura un panorama complicado, ante una crisis que, más allá de los pronósticos optimistas del oficialismo, ya está causando estragos en nuestro país.(Fuente: DIARIO HOY)